Cuando uno tiene necesidad de hacer una compra de cierta entidad y no dispone de suficiente efectivo en su cuenta corriente, puede plantearse la posibilidad de utilizar su tarjeta de crédito para realizar dicha compra. Lo cierto es que existe una gran variedad de tarjetas de crédito y de productos financieros asociados con el préstamo que pueden utilizarse para este tipo de compras.
Lo primero que hay que tener en cuenta al hacer uso de la tarjeta de crédito, es que hay que utilizarla de una forma responsable y sensata. Las tarjetas de crédito constituyen una forma de pago tan cómoda y sencilla que podemos llegar a gastar grandes cantidades de dinero sin darnos cuenta, un dinero del que en muchos casos no disponemos y que nos puede costar mucho esfuerzo devolver al banco. Desde Inversión y Financiación pretendemos daros algunas recomendaciones para que vuestras finanzas no se vean afectadas por un uso irresponsable de las tarjetas de crédito.
Comprobar el gasto y revisar los recibos
La sensatez empieza por el control del dinero del que disponemos. Cuando utilicemos la tarjeta de crédito debemos guardar los recibos y comprobar que el banco nos carga las cantidades correctas. Esto nos permitirá verificar el total gastado y que disponemos de dinero suficiente para hacer frente a dichos gastos.
Comprar lo más barato posible
Cuando vamos de compras uno puede tener la sensación de que todos los artículos están a muy buen precio y son un chollo. No obstante la realidad puede ser muy diferente, por eso es muy importante comprobar que verdaderamente aquel artículo que queremos comprar está a buen precio. Una forma de hacerlo es consultar los precios de dicho producto en alguna tienda online de productos y marcas de cualquier cosa que sea de nuestra confianza. Internet es una gran ayuda en este sentido.
Elegir una buena tarjeta
Existen muchos tipos de tarjetas de crédito, todas tienen sus ventajas e inconvenientes dependiendo de nuestro perfil de consumo y nuestras necesidades de compra. Hay que asesorarse adecuadamente a la hora de elegirla.
En nuestra opinión lo mejor es elegir tarjetas de crédito sin cuotas de mantenimiento anual y que nos devuelvan un porcentaje de nuestras compras. Es muy probable que nuestro banco no disponga de tarjetas de crédito de estas características, pero siempre podremos acudir a otras entidades crediticias y asociar su tarjeta con nuestra cuenta corriente de siempre. Las tarjetas de crédito no tienen por qué estar gestionadas por nuestro propio banco.
También es importante que el interés aplicado en caso de tener que aplazar el pago por no poder hacer frente al mismo en la fecha estipulada sea lo más reducido posible. Debemos tener siempre muy claras las condiciones de nuestra tarjeta (sobre todo intereses y comisiones).
Asigna un gasto máximo a tu tarjeta de crédito
Es la forma más sensata de evitar que gastemos más dinero del que disponemos. Configurando el límite de nuestra tarjeta a una cantidad máxima a la que podamos hacer frente sin problemas, estaremos evitando caer en problemas financieros importantes. Si nuestra capacidad de gasto aumenta por cualquier circunstancia, siempre podemos incrementar dicho límite.
Cuando agotemos el saldo de nuestra tarjeta deberemos gastar exclusivamente en lo imprescindible. Si sobrepasamos este límite con otras tarjetas de crédito, deberemos asumir que tendremos que ahorrar al mes siguiente. Si al final necesitamos ayuda para hacer frente a nuestros gastos, no acudamos a otras tarjetas de crédito, serán como la pescadilla que se muerde la cola y nuestra situación financiera irá empeorando hasta hacerse insostenible.
Limita el número de tarjetas de crédito
Los bancos son muy aficionados a ofrecernos tarjetas de crédito que nosotros aceptamos sin pensar demasiado en las consecuencias. Lo recomendable es limitar el número de tarjetas a un máximo de una o dos.
Nosotros, por ejemplo, no recomendamos la utilización de tarjetas de compra asociadas con tiendas de moda, grandes almacenes como El Corte Inglés o supermercados. Su uso complica el control de nuestros gastos y las ventajas que ofrecen son pocas o ninguna.
No utilizar la tarjeta de crédito si no disponemos de dinero
Si somos conscientes de que no vamos a ser capaces de hacer frente al pago del saldo de nuestra tarjeta de crédito, no debemos utilizarla. Los intereses que se generan por atrasar el pago del saldo acumulado son muy altos.
Cuando esto ocurre hay que buscar soluciones, pero el primer paso es dejar de utilizarlas. Si incluso así el problema continúa, podemos intentar negociar con el banco o solicitar ayuda a la familia.
En conclusión, las tarjetas de crédito son prácticas y nos permiten hacer frente a gastos imprevistos, pero su uso debe ser responsable ya que nuestros ingresos van a seguir siendo los mismos y el dinero que nos “presta” la tarjeta vamos a tener que devolverlo.
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